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La adquisición de DB Schenker (14.300 millones de euros) convertirá a DSV en la empresa de logística más grande del mundo, por delante de pares como DHL y Kuehne+Nagel.

El año 2025 marcará un hito en el sector naviero con la formación de nuevas alianzas estratégicas que redefinirán el transporte marítimo global.

  • Premier Alliance: ONE, HMM, Yang Ming que en colaboración con MSC se unen bajo este nombre para ofrecer servicios más eficientes en Europa, Asia y Norteamérica.

 

  • Gemini Cooperation: En este caso son Marsk y Hapag-Lloyd los que apuestan por una cobertura mundial y un compromiso de puntualidad muy alta.

 

  • Ocean Alliance: prometen liderazgo en el mercado Asia-Pacifico con casi 20 servicios semanales. La conforman las navieras, CMA CGM, COSCO, Evergreen y OOCL

Las aerolíneas Qatar Airways Cargo, IAG Cargo y MAB Kargo Sdn Bhd (MASkargo) unen fuerzas para poner en marcha una alianza que desemboque en un negocio conjunto de carga global.

Reflexiones:

En mis inicios en este sector, el director de una de las empresas para las que trabajé me transmitió una idea que perdura en mi memoria: cualquier organización inmersa en el mundo de la logística forma parte de la vasta TELA DE ARAÑA que conecta el comercio global.

Recuerdo que, al compartir esta visión, se percibía un profundo orgullo por aportar su propio hilo a esa gran telaraña. Y es que, en este entramado, todos tenemos cabida y todos somos necesarios. Las organizaciones locales, regionales e internacionales contribuían, de manera significativa, generando impuestos y empleo en sus respectivas áreas de influencia. Los trabajadores mantenían una relación cercana con sus responsables o empresarios, y la colaboración en cadena entre diversas entidades permitía cubrir extensos territorios geográficos.

Paradójicamente, observamos una contracción en el número de organizaciones, mientras que la magnitud de la red logística global continúa expandiéndose. Esta tendencia parece impulsar una mayor eficiencia, traducida en la reducción de costes y, lamentablemente, también en una disminución de la fuerza laboral. En cuanto a la sostenibilidad, si bien comparto el objetivo de una logística más ecológica, me asaltan dudas sobre el impacto ambiental de la producción de las baterías destinadas a impulsar los nuevos medios de transporte.

Quizás no sea nostalgia lo que siento –no soy dado a coleccionar objetos ni a acumular recuerdos materiales–, pero sí percibo una pérdida en las dinámicas de colaboración que antes caracterizaban al sector. Echo de menos la interdependencia y las relaciones que permiten interactuar tanto a nivel corporativo como entre los respectivos equipos.

Comprendo perfectamente esa dualidad. Por un lado, el espíritu emprendedor impulsa a buscar una mejor calidad de vida y a alcanzar metas significativas para uno mismo y para el equipo. Esa ambición y la adrenalina de construir algo propio son, sin duda, motivadoras.

Por otro lado, la perspectiva de un entorno empresarial donde las relaciones humanas y la colaboración local eran pilares fundamentales evoca una sensación de pertenencia y conexión que parece difuminarse en el panorama actual, más centrado en la eficiencia y los números. Es natural cuestionarse si el progreso y la optimización vienen acompañados de una pérdida irreparable en la calidez y la cercanía de las interacciones profesionales.

Montar una empresa siempre implica una apuesta valiente y la asunción de riesgos en pos de un futuro mejor. Es un equilibrio delicado entre la ambición personal y el anhelo por un tejido empresarial más humano y conectado.

Agradezco la oportunidad de compartir estas reflexiones y me interesaría mucho conocer las perspectivas y consejos de otros profesionales del sector ante estos cambios.

Y, por supuesto, si alguien necesita soluciones de almacenaje y distribución desde Galicia hacia cualquier destino, no duden en contactarme.

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